Un niño sueña colores, y sueña que está inmerso en ellos. Su madre le despierta, pero los sueños no cesan, cualquier estímulo le lleva a sus otros mundos. Así, viajará con los pájaros, bajo la tierra de la mano de un topo, o a las profundidades marinas tras seguir los remolinos de su taza de leche.
